CONTEXTO POLITICO
Roberto PÉREZ LÓPEZ
VIVIENDA INDIGNA
La escasa, inexistente y hasta nula vigilancia y supervisión del Instituto Nacional de Fomento para la Vivienda de los Trabajadores (INFONAVIT) sobre las empresas desarrolladoras de viviendas ocasiona un fraude en detrimento de los acreditados que buscan una vivienda digna, ante la voracidad de estas empresas que sólo están para hacer negocio.
Las pésimas viviendas que construyen estas empresas desarrolladoras, en lugar de ofertar viviendas dignas a los trabajadores, sólo entregan problemas con los vicios ocultos en la edificación que se empiezan a observar en los primeros meses de ser habitadas, y eso en palabras simples y llanas significa fraude.
Esto viene a colación por los recientes reclamos, con mucha y suficiente razón, de los acreditados que en su necesidad de obtener una vivienda digna, desafortunadamente han caído en las manos de la empresa Casas Geo y Grupo Roma, ese patrimonio adquirido se convierte es un problema constante sin visos de solución.
La falta de recursos económicos, aunado al bajo salario, hace imposible que un trabajador asalariado pueda tener acceso a créditos hipotecarios, a través de la banca comercial, así que la única opción real y esperanza se finca en el Infonavit, pero no cumple la función de supervisar y vigilar que se efectúe con la edificación de la vivienda digna.
Más allá de que los créditos del Infonavit sean a largo plazo –de 20 hasta 30 años-, lo que implica es lo engorroso del problema que adquieren, viviendas deficientes, caras y de pésima calidad, donde la dependencia federal resulta la principal culpable por la inexistente supervisión y vigilancia en el cumplimiento de las empresas desarrolladoras.
El verdadero calvario para el trabajador no es lograr el acceso del crédito en el Infonavit, sino una vez de recibir la vivienda empezar a descubrir los vicios ocultos de la construcción, situación que no se corrige de inmediato, sino por el contrario, viene el peregrinar de los acreditados para que resuelvan tales desperfectos.
Las deficiencias que afloran, cuarteaduras, filtraciones y la mala planeación en la construcción, viene ligado a la corrupción por lo que implica ganar más con la utilización de material de mala calidad, ese es el verdadero negocio, aplicar menos presupuesto y lograr una mayor utilidad, frente a la pésima calidad de las viviendas.
En Coatzacoalcos, que seguramente no resulta privativo, las familias están protestando al colgar mantas en las entradas de los conjuntos habitacionales, para alertar a los futuros acreditados, amén de que puedan desistir a tiempo y evitar sea enganchado en la adjudicación de viviendas de mala calidad, no comprar o adquirir problemas.
El Grupo Roma y Casas Geo, entre otras empresas beneficiadas por los gobiernos del PRI, generalmente dejan abandonados a sus clientes –victimas- que por desgracia cayeron en sus garras, mientras que ellos –las desarrolladoras-, ya cobraron al Infonavit el monto del crédito otorgado al trabajador.
Las viviendas mal planificadas, sin los servicios públicos necesarios, sin drenaje e infraestructura apropiada, requiere de inmediato una revisión exhaustiva a la ley en materia de vivienda, para que no se siga cometiendo estos fraudes a los trabajadores, que desean una vivienda digna, no todo lo contrario.
Viviendas que realmente resultan insuficientes en espacio para una familia, de tan solo cinco miembros, a un precio que no concuerda con el área, de eso, el conjunto habitacional Ciudad Olmeca, construido por Grupo Roma, es el claro ejemplo, un patrimonio familiar muy devaluado, por muchas circunstancias.
NUEVO INTENTO DE CRIMINALIZAR A NORMALISTAS
A través de las redes sociales, Omar García, normalista de Ayotzinapa, ha iniciado una nueva petición por su indignación ante el estreno de la película “La noche de Iguala” donde criminalizan a sus 43 compañeros desaparecidos, y en un intento más por imponer la “verdad histórica” presentado por la Procuraduría General de Justicia (PGR).
“Eres rojo, cabrón”, es la frase repetida una y otra vez en la película “La noche de Iguala”, última jugada mediática para criminalizar a los normalistas de Ayotzinapa, tanto a los 43 desaparecidos como a los luchan por ellos, de ahí viene la indignación de todos, explica Omar García en su reclamo social que circula por el ciberespacio.
Es el último intento –del gobierno- por imponer la “verdad histórica” que hoy, todos saben, es una de las más ridículas mentiras históricas que han querido hacer creer: que los 43 estudiantes normalistas estaban vinculados con un cartel y que los incineraron en una fogata a cielo abierto en Cocula.
La Ley General de Víctimas dice que: “ninguna autoridad o particular podrá especular públicamente sobre la pertenencia de las victimas al crimen organizado o su vinculación con alguna actividad delictiva, la estigmatización, el prejuicio y las consideraciones de tipo subjetivo deberán evitarse”.
Pues bien –indica- que esta película lo hace una y otra vez, a pesar de que las propias autoridades han reconocido que no hay una sola prueba que vincule a los normalistas con el cártel de Los Rojos, ni con ningún otro.
Por lo tanto, piden a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas que se pronuncie condenando este discurso de especulación y criminalización que ahora ha tomado las salas de cine en México.
De ahí piden a los cibernautas que los ayuden a demostrar que frente a la #MentiraHistórica que ahora les quieren imponer a través del cine, hay una sociedad harta de sus engaños, manifiesta en su petición para solicitar firmas a través de la página changer.org
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