EVANGELIO DEL DOMINGO 24/10/2021, MEDITADO POR EL SACERDOTE VENEZOLANO RICARDO BULMEZ
XXX Domingo del Tiempo Ordinario. Domingo Mundial de las Misiones. Ciclo B/Año Impar, en la Iglesia Católica. Y tiempo de lucha y oración ante la profunda crisis de valores humanos en nuestro tiempo. Somos hijos de Dios, no del poder político ni de ninguna ideología.
Prólogo. @AlbaniCordero:🌹Todo lo que sucede es por y para algo… Todo tiene un bien escondido aunque en el momento no puedas verlo. Cree en Dios, confía en Él, sabiendo que su Espíritu Santo está en control de todo, que estás en sus manos y que tiene un plan maravilloso para tu vida. Dios es tu aliado, te ama, te acompaña y te bendice… siempre.
Domingo 24/10/2021. (Marcos, 10, 46-52). “En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó en compañía de sus discípulos y de mucha gente, un ciego, llamado Bartimeo, se hallaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que el que pasaba era Jesús nazareno, comenzó a gritar: “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!”. Muchos lo reprendían para que se callara, pero él seguía gritando todavía más fuerte: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!”.
Jesús se detuvo entonces y dijo: “Llámenlo”. Y llamaron al ciego, diciéndole: “¡Animo! Levántate, porque él te llama”. El ciego tiró su manto; de un salto se puso en pie y se acercó a Jesús. Entonces le dijo Jesús: “¿Qué quieres que haga por ti?”. El ciego le contestó: “Maestro, que pueda ver”. Jesús le dijo: “Vete; tu fe te ha salvado”. Al momento recobró la vista y comenzó a seguirlo por el camino”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
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Reflexión. Jesús y sus discípulos llegan a Jericó. El ciego Bartimeo está sentado junto al camino. No puede participar en la manifestación que acompaña a Jesús, pero sí consigue gritar…
-¡Ahhh!… Pero, ¿el tal Bartimeo habla?
-Boquiabierta, él está ciego… no mudo.
Con su grito el invidente implora ayuda: “¡Jesús… ten compasión de mí!”. El Maestro lo escucha. Porque la oración que sale del alma es un grito desgarrador que sólo Dios, el que ama y se ama pueden escuchar.
Muchos de los que iban en la procesión… ¡Bueno!… Eso, más que procesión, era una marcha de protesta por los tantos excluidos paridos por el Imperio Romano. Pero entre éstos no estaba Bartimeo porque un esclavo no grita, él era un hombre libre. La única razón de hablar es ser escuchado, y la de gritar es ser atendido… y más cuando se recibe ayuda. Le exigían que se callara porque el grito de un necesitado incomoda; porque el pobre ama. Cuanto más lo reprendían pa´que se callara, él seguía gritando más fuerte.
Jesús escucha el grito del ciego, y lo llama. “¿Qué quieres que haga por ti?”, le preguntó. No basta gritar, hay que saber el por qué uno grita. No grites, insiste, dialoga, persuade. Pero, cuando el grito es sano para el que lo hace y para el que lo recibe debes alzar tu voz…
En este caso hay cuatro contextos en que debes gritar… Primero, para pedir ayuda; es el tema de Bartimeo. Si estás en un foso hondo, o en cualquier peligro que no puedas salir por tus propias fuerzas, ¡grita!: “¡Auxilio, sáquenme de aquí!”. Segundo, para dar ayuda. Si hay un riesgo común e inminente, ¡grita!: “¡Salgan todos… el edificio está a punto de desplomarse!”. Tercero, gritar de euforia o alegría: “¡Gol!…¡¡¡¡¡Gooooool!!!!!”…. También llegará el tiempo en que gritaremos con entusiasmo: “¡¡¡¡¡Libertad… No más dictadura!!!… Y cuarto, para educar. Educar viene del latín “educere”, y significa “sacar”. Descubrir algo que estaba apagado y darle brillo . El educador saca lo mejor que hay dentro de sí y del educando. Para educar hay que gritar o hablar firme. Más de un grito a tiempo con sabor a regaño ha salvado a un hijo de las drogas.
En el Evangelio de hoy aprendí… Escuchar no es atender los ruidos externos, mas bien es oírse a sí mismo. No tener a nadie quien te llame ni con quien hablar no es estar en soledad, más bien, estar solo es estar contigo y hablar contigo. Cerrar los ojos no es dejar de ver, cerrar los ojos es verse por dentro.
Pensamiento del día… Pobre de espíritu no es el que no tiene bienes materiales sino el que acepta amor. A ese tipo de pobre se refería Jesús: “Felices los pobres de espíritu”. Como dijo alguien: “El que no tiene, se tiene”. Libertad es tenerse… pensarse… amarse.
Tarea para la casa… Hoy, desde tu ceguera, respóndele a Jesús: “¿Qué quieres que haga por ti?”. Porque, al fin y al cabo, cada uno de nosotros somos “Bartimeos”.
Padre Ricardo Bulmez. rbulmez@gmail.com
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