*Hoy se erige como el súper asesor que el PRI necesita para ganar las elecciones locales del próximo 7 de junio
POR JORGE MACARIO/VILLAHERMOSA, TAB.- Con un historial de corrupción, tráfico de influencia y manejos turbios de los recursos públicos en su paso por la administración pública, José Antonio Pedrero Farías, se erige ahora como el súper asesor que el PRI necesita para ganar las elecciones locales del próximo 7 de junio.
Flamante consejero político estatal del PRI en 2011 y ex miembro del cabildo del 2003 al 2006 en la cuestionada administración que encabezó Floricel Medina Pereznieto, el hijo del ex líder obrero, José Antonio Pedrero Reyes (La chata Gamas), tiene tras de sí una larga cola de corrupción y una cifra negativa en política.
Convertido en el clásico político servil y lamebotas, Pedrero Farías pretende ser operador político de su partido en las elecciones del 7 de junio próximo y para ello le juega las contras al dirigente estatal, Erubiel Alonso Que, quien simplemente dice que el ex regidor está errado, anda confuso y está perdido.
HIJO PUTATIVO
Con una carrera partidista mediocre dentro de su partido, prohijada por su padre putativo, Floricel Medina Pereznieto, el ex titular de la Cruz Roja en Tabasco no repara en exhibir sus miserias logradas cuando fue regidor en el trienio de Pechel, donde como décimo regidor permitió no solo la discrecionalidad financiera en ese ayuntamiento, sino que hizo todo tipo de transas y cochupos al amparo del poder político.
El historial del manejo turbio y la corrupción que lleva como sello distintivo este político, es tan visible y real, que muchos de los ex regidores que le acompañaron en ese trienio, como Enrique López Salas y Jorge Barragan Lanz, lo califican de mediocre, servil y despreciable.
Algunos ex regidores recuerdan como Pedrero Farías sometía a votación directa los contratos para la obra pública, a fin de que estos fueran a parar a manos de constructores amigos y concesionarios de autobuses de volteos adheridos a la FTOT, central obrera que fundó su padre y que él en algún momento quiso dirigir, pero sin el consenso del mandamás del obrerismo tabasqueño: Edgar Azcuaga Cabrera.
La historia de este sujeto es vil, despreciable y monótona, no solo por la enorme corruptela y la ambición desmedida, sino por el hecho de tener patente de corzo para traficar la corrupción a gran escala en los gobiernos estatales y municipales.
Caso Cruz Roja: la corrupción en alta.
Pero quizá el sello más distintivo que ha manejado en corrupción este político, fue cuando fue nombrado presidente de la Cruz Roja en Tabasco, en donde aprovechó para hacer dinero y transar a nombre de la noble institución internacional.
Pedrero Farías, cada año se dedicó a engrosar sus cuentas personales, del dinero que las instituciones públicas, privadas y asociaciones civiles daban dentro del programa de colecta anual para esa benemérita institución de asistencia social en el mes de marzo.
Sus abultadas cuentas bancarias en ese entonces llegaban a sumar varios ceros, producto del tráfico de influencia, corrupción y lucro internacional con las siglas de la Cruz Roja.
Un caso muy sonado de cuando fue presidente de esa benemérita institución fue el tráfico de influencia que uso para salvar de la cárcel a su sobrina, Alicia May Pedrero, acusada de haber chocado su auto por alcance contra otro auto en el que viajaban una familia y sus pequeños hijos.
Pese a que la conductora del otro vehículo y un menor, resultaron con lesiones de consideración, el flamante presidente de la Cruz Roja en ese entonces, tocó todas las puertas de la impunidad para salvar a su parienta, con el consabido pago de limosna para los afectados.
Esa es la humanidad despreciable de este sujeto. Esa es la moral política que lo mantiene erguido, que lo hace suponerse superior a otros. Un Pedrero Farías que utiliza y mueve todas sus influencias para cometer arbitrariedades, corruptelas y tráfico de influencias.