Candidatos-independientes

 

Por Luis A. CABAÑAS BASULTO/Aunque una de las noticias que más incomodó al PRI esta semana fue la “cariñosa” recepción de la senadora campechana Layda Sansores San Román al nombramiento de la nueva secretaria de Relaciones Exteriores -la ex jefa de Carlos Joaquín González-, lo que seguramente caló más  profundo en el ánimo del tricolor fueron las iniciativas de los legisladores del PRD y el PAN para impulsar las candidaturas independientes.

En una muestra de su entusiasmo por fomentar la participación ciudadana en la vida política del país para impulsar la débil democracia que a nadie convence, los otrora principales opositores del PRI -ahora se suma el proyecto Morena-, presentaron sendos proyectos de decreto para reformar los lineamientos constitucionales en materia de candidaturas independientes.

En efecto, los priístas fueron los principales “damnificados” con esa figura electoral autónoma, ya que, inclusive, de manera inusitada -pero muy clara- perdieron la gubernatura de Nuevo León ante un ex militante suyo que, contra lo que pudiera pensarse, podría gobernar mejor que cualquier otro opositor, en virtud de conocer de qué lado y cómo masca la “iguana”

Cierto que perredistas y panistas también sufrieron la merma de votos en algunos Estados frente a los independientes, pero, por lo menos, con este trascendental paso demuestran no temerle a su oposición.

Y es que, a decir del senador Miguel Barbosa Huerta, los candidatos independientes -los políticos sin partido- son conquista de diversos sectores sociales que no se sienten representados por ningún partido. Su existencia es un poderoso llamado de atención a las fuerzas partidarias en materia de democracia interna y en las reformas que requieren para eliminar prácticas que los alejan de la población.

Si los partidos no cambian y se adaptan a las exigencias de una sociedad cada vez más plural y diversa, el electorado volteará la mirada y su voto hacia quién o quiénes consideran más cercanos, honestos y capaces, por simple simpatía, o por hartazgo a las propuestas tradicionales.

La ciudadanía encontró una nueva esperanza para que el gobernante se acerque a las causas populares a través de las candidaturas independientes, que sacudieron y atemorizaron a sectores de la clase política en los recientes procesos, con lo que se puso de manifiesto que debieran ser considerados más seriamente en los comicios de 2016-2017 y 2018.

En este sentido, el PRD marcó claramente su distancia de los partidos que consideran la política como un espacio de élite, cerrado, sólo para los partidos y sus miembros, y acusó el intento de algunos Estados por echar atrás esta conquista ciudadana, de cerrar este nuevo espacio de participación y expresión con la cancelación de la figura de candidaturas independientes.

No obstante, éstas constituyen una alternativa de participación electoral necesaria y revocable, en la conquista de una ciudadanía urgida de opciones diversas, más allá de las que ofrecen los partidos políticos, y de ahí que no deban ser obstaculizadas ni secuestradas por grupos de poder de gobiernos emanados de uno u otro partido. Ninguno se salva.

Un candidato independiente debe surgir del pueblo como expresión natural y necesaria de un contexto social, político, regional y cultural, especial y específico, para lo cual es indispensable que las leyes faciliten el proceso. Cualquier obstrucción atenta contra esa expresión de democracia contemporánea.

Tras el proceso electoral de este año, al regular estas candidaturas los Congresos de diversos Estados, establecieron en sus constituciones y legislaciones electorales una serie de cargas y restricciones desproporcionadas en comparación con la Ley de Instituciones y Procedimientos Electorales.

Un caso especialmente ilustrativo fue el caso de Puebla, que gobierna el panista Rafael Moreno Valle, donde se llegó al extremo no sólo se aumentar el porcentaje de apoyo ciudadano necesario al 3% del padrón electoral –que no de la lista nominal, sino también de someter al ciudadano al irracional y absurdo requisito de presentarse ante la autoridad electoral para llenar un formato y poder emitir un apoyo como parte del trámite.

Imagínese lo desproporcionado del requisito: Hablamos de unas 128 mil firmas y formatos llenos. 128 mil poblanos formados en diversas áreas de la autoridad electoral para firmar su apoyo para una candidatura independiente, en una manipulación de leyes locales que representa una regresión en el espíritu democratizador de la reforma política de febrero de 2014.

Los Congresos estatales como el de Puebla minan las posibilidades de que un simple ciudadano pueda participar como candidato independiente, lo que representa una regresión a la participación ciudadana, al derecho de los ciudadanos de elegir una mejor opción electoral.

Al menos en el caso del PRD, su iniciativa tiene por objeto garantizar condiciones razonables, justas, equitativas y un informe para quienes busquen un cargo de elección popular desde la ciudadanía en los ámbitos federal, estatal y municipal, pero en igualdad de condiciones de cualquier otro político de partido, a efecto de propiciar una contienda equitativa entre quienes quieran integrarse al poder público.

Nuestro sistema de partidos no debe devaluarse en una partidocracia cerrada a la ciudadanía, ni los partidos monopolizar el poder, ya que no es democrático ni constitucional. La política encuentra su razón de ser en el ciudadano, verdadero protagonista de la democracia, por lo que es ilegítimo, que quienes detentan el poder impulsen mecanismos para aferrarse a él.

La ciudadanía demanda espacios reales de incidencia en los destinos públicos, más allá de que los hombres del poder. Los independientes llegaron para quedarse en nuestro sistema político y los hombres de partido deben acostumbrare a convivir con esa ellos.

Turnada a las Comisiones de Puntos Constitucionales, Gobernación y de Estudios Legislativos, Segunda, la iniciativa de reformas a los artículos 35 y 116 constitucionales no podrá aplicarse a los procesos locales del 2016, pero se requieren la participación REAL del PAN para impulsar los cambios, aunque, al menos en teoría -de lengua nos comemos hasta un kilo- el PRI dijo que votaría a favor. Esperamos hechos

Ya veremos si las supuestas muestras de apoyo son reales, o sólo posiciones mediáticas. La condición de políticos honestos y profesionales es actuar con congruencia, y contra ello, el aterrorizado PRI se pinta solo.

 

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