+ Mientras que el alcalde Pedro Joaquín se la pasa viajando, los problemas que azotan a la isla se disparan
+Además del incremento del crimen organizado, los robos a casa habitación y asaltos a mano armada, siguen a la alza en la llamada Isla de las Golondrinas
Por Luis A. Cabañas/SFAS/Cozumel, QRoo.- Si tan sólo se tratara de leer por leer, el 17 de julio se publicó que una patrulla de la Policía Estatal que transportaba a un interno del Centro de Readaptación Social de Cozumel a los juzgados, fue emboscada por gente armada, que le ponchó una llanta y disparó en varias ocasiones en su contra, aunque no se detuvo el vehículo y se ignora si querían liberar o ejecutar al reo.
El presidente municipal, el “priísta” Pedro Joaquín Delbouis, como era de esperarse, juró y perjuró que la emboscada fue consecuencia de una pugna entre dos grupos rivales de narco-menudistas, y sin nombrar a los presuntos responsables, indicó que son “conocidos por todos”, en evidente referencia a “El Alux” y el rival de éste, “El Fat”.
Sin embargo, es de sobra conocido que el munícipe desvía la atención de los verdaderos problemas que azotan a la isla y se la pasa o viajando o con sesiones de Cabildo “de relleno”, mientras que el narcotráfico, los robos a casa habitación y asaltos a mano armada, siguen a la alza en la llamada Isla de las Golondrinas.
INSEGURIDAD A FLOR DE ISLA
En efecto, la otrora poderosa y segura isla de Cozumel quedó atrás, y hoy se suma a la dinámica de inseguridad y violencia que trajo consigo Pedro Joaquín, un “junior” sin oficio ni tablas políticas, que pretende manejar las finanzas públicas como una más de sus empresas, olvidándose que el dinero es del erario público, y no de él.
Desde principios de año se habla de los lujos y desparpajo con los que maneja el presupuesto del Ayuntamiento, así como las crudas y duras cifras de la delincuencia organizada en su municipio, sobre todo después de ponerse en evidencia que en Cozumel opera una red que trasiega droga a Estados Unidos desde los muelles internacionales.
Esta circunstancia, al igual que la emboscada a la patrulla, también se puso en evidencia, cuando “aparecieron” tres kilos de clorhidrato de cocaína ocultos en el sanitario de un crucero que tenía como destino Miami, Florida y había hecho escala en Cozumel.
La droga había sido escondida en el crucero desde Cozumel, y las cámaras del C4 instaladas en las cercanías, al menos en teoría, debieron haber detectado el momento en ingresó y quién la transportaba, al igual que las propias cámaras de seguridad del muelle internacional, aunque Pedro Joaquín, se negó a informar sobre el particular.
CÁRTEL JALISCO
Según la investigación, algunos operadores del C4 pertenecientes a las policías municipal y estatal, podrían estar coludidos, ya que algunas cámaras ubicadas en puntos conflictivos de la ciudad están dirigidas hacia otro lado y no hacia donde deberían estar.
El portal “Noticias Desnudo” señaló que el Cartel Jalisco Nueva Generación tiene fuerte presencia en la ciudad, aunque, a diferencia de otros, se ha distinguido su cercanía con “juniors” y consumidores con cierto poder adquisitivo.
Precisamente, el año anterior fue ejecutado Orlando Alberto Dájer Calderón (a) “Manchas o Manchado”, quien tenía como pantalla el oficio de marinero, y era muy solicitado como capitán en las naves de reconocidos políticos y empresarios de Cozumel, simplemente porque les vendía la droga que consumían, por lo que se había convertido en uno de los distribuidores más cotizados de la isla.
INDIFERENCIA DEL ALCALDE
Tras su ejecución y los últimos acontecimientos, como es su costumbre, Pedro Joaquín mostró indiferencia sobre los crímenes de alto impacto en la ciudad, pese a que desde la palestra política los encubre la policía municipal, que simplemente omite responder a llamados de auxilio de la ciudadanía o instruye llegar tarde para tratar de no ser la primera responsable, sobre todo en hechos de violencia en proceso. La consigna sería dejar “trabajar” a Nueva Generación.
Lo más risible y contradictorio del caso es que Pedro Joaquín gasta alrededor de 100 millones de pesos del presupuesto público en viajes y gastos superfluos, y ahora quiere vender la idea de que con este impuesto, que apenas llega a los 13 millones de pesos, comprará equipamiento policiaco y mejoras para protección civil.
Ante esta circunstancia, queda en evidencia que las supuestas acciones para ayudar en materia de seguridad a Cozumel, son sólo un distractor de lo que realmente ocurre, pues las omisiones del alcalde dejan claro que está al servicio del crimen organizado, y que, como otros alcaldes del Estado, tiene acuerdos con el narcotráfico para dejarlo trabajar sin ser molestado.
Por lo pronto, queda al descubierto que en Cozumel existen laboratorios donde se cocinan drogas y una red de narcotraficantes bien estructurada, en la que, por lo menos, operan dos carteles operando: Sinaloa “Pelones” y Nueva Generación… y todo a la vista de Pedro Joaquín Delbouis, flamante hijo de un ex gobernador y sobrino de otro más.